LOS TRES SILENCIOS
Cualquier cosa menos el silencio.
Ya os lo digo: cualquier cosa.
Inventar nuevas letras al abecedario.
Creer de nuevo que dos y dos son cuatro.
Perdonar a los malos de los cuentos.
Lo que sea. Cumpliré la penitencia.
Pero el silencio, no.
Ojalá de los ojalases
tuviera un hacha de romper silencios:
rompería los tres silencios
en siete millones cinco mil pedazos,
para que jamás pudieran recomponerse, para que quedaran deshabilitados para siempre.
Cualquier cosa mejor que el silencio:
el no, el sí, el quizás, el nunca.
No importa, lo que sea, todo pasa.
Todo pasa menos el silencio.
El silencio detenido no pasa nunca.
Y yo lo odio.