HOMBRE CON PIPA
Te fuiste discretamente,
sin hacer ruido.
No dio tiempo a despedidas...
ni a conversaciones pendientes.
¿Te dije alguna vez que te admiraba?
Nos dejaste atónitos con tu marcha,
una tarde de agosto.
Huelva lloró, yo la vi llorar,
por un hombre,
que, cosa poco común,
la quiso bien.
Que fue valiente.
Que arriesgó, que lo dio todo.
Llora el Conquero
que ascendías día tras día,
y llora, yo lo he visto,
el aire contaminado de Francisco Montenegro.
Te fuiste discretamente,
sin hacer ruido.
Y discretamente, según tu ejemplo,
hoy te lloramos
en la intimidad y el silencio.
No quiero que te hayas ido,
hombre con pipa,
no queremos no verte.
Ni quiero que hoy
no sea ya aquella noche
en que celebrábamos un triunfo
que no intuía desgracias venideras.
Ojalá lo hubiéramos celebrado
más horas y más horas,
para saborear intensamente una alegría
que ya no va a volver.
Si alguna vez diferimos en algo,
a todos se nos ha olvidado…
Si alguna vez no supimos
comprenderte, perdónanos…
Te fuiste discretamente.
Ayer. Ayer te fuiste.
Y es tan fuerte tu ausencia,
que parece que hace un siglo,
hombre con pipa,
irrepetible hombre.